martes, 22 de abril de 2008

DE LENNON A LOS STONES, PASANDO POR EL ROCK OLA

J- Marta, ven, te....

No me atreví a decir aquello de te quiero, creo que sería un poco profundo, al estar separados durante un año, ser amigos sin ser intimos, pero sin cargos de ser pareja, extraña relación, diferente más bien

M- Te..
J- digo que si te..quieres venir a tomar algo, y vamos a la flmoteca creo que ponen al final de la escapada de Godard.
M- no, una que se oigan disparos, no, solo pienso en eso, y me acuerdo de John, mi queridisimo Johny
J- entonces mejor que no vayamos al cine
M- te necesito a ti, no quiero cines, ni parques, ni nada, vente a mi casa, no hay nadie

Con ese proposito, me veía venir que lo que ella quería era algo más que un acompañamiento de amigo, quería ese más que yo estaba buscando, durante este final de año.
John Lennon volvía a ser el enlace, de esta relación, como si pareciese que él estuvera vivo para los dos siempre.
Después de ir a su casa, se cumplía las primeras veinte horas sin el lider de masas, que ponía nervioso al gabinete de Nixon, en los años 70, rebelde con causa, y asesinado sin razón, había muerto como Luther King, o Kennedy, asesinado, la paz fue él demasiado poder, fue un verdugo de lo que nunca defendió. Bebimos Ron, y nos emborrachamos, lloramos, y follamos durante la noche del 9 de diciembre, sin planear de nuevo, sentimos algo, pusimos un lp de los beatles que Marta tenía en el cajón, Revolver, con Taxman de entrada y guitarreos harrisonianos para entonar el final de unos y el principios de otros
M- Jean dime que me querías decir esta mañana cuando te quedaste parado
J- que te quiero
M- oh me sigues queriendo
J- John nos acercó de nuevo
M- sip, pensemos en el presente, hoy ha sido el día que siempre recordaré
J- Yo también, aunque hay fechas que siempre recordare.

Mientras enterraba el Da Capo, y Forever Changes de Love, en el armario de los sueños sonoros, acercaba a mis oídos, los primeros de eso que se llamaba new wave, y también los que me traía mi hermano del rastro, si en Cascorro, mi hermano tenía un colega que movía un puestito de collares y comics, en aquellos momentos, el punk se había afincado en esa plaza, y yo cada vez era menos popero, quedaba poco, menos de un año para el mundial, y para el concierto deseoso, de los Rolling Stones, en el Vicente Calderón.
Espectacular, Marta estaba cambiando de ropa, vestía mas punki, y me sorprendía llevandome al Rock Ola, y a la sala Sol por las noches, no se era distinto,mi padre me quería hacer socio del Madrid, y ya haían puesto a Sergio, la camiseta del Atletico, para empezar en los alevines, Sergio, mi hermano pequeño, vino de un polvo no esperado, después de una fiesta en pleno año 74, una fiesta ilegal en una corrala de Madrid, bajo el mandato aun de Franco.
Mecano, sonaba en las fiestas de derecho, y a mi, vamos que me importaba un carajo, bebida barata y chicas, algo que empezaba entrar en mi mente, Marta, estaba en una época de exilio mental, y yo estaba en una época de salir, fumar, beber, divertirme, la rutina de todas las noches, seguía queriéndola, pero nunca nos atamos, ahí empezó nuestra "Movida".
Pau era un chico de Barcelona, que acababa de venir a Madrid, había sido el culpable, de empezara escuchar a grupos tipo las chinas, kaka de luxe, leño, Siniestro total, y de conocer en persona a un amigo suyo llamado Carlos García Berlanga, no le conocía, y ya tod el mundo me decía coño conoces a Carlos, y yo naturalmente y sin emocionarme, dije que si, me fascinaban otros artistas que si me emoconaria totalmente, como Mick Jagger, o Ringo Starr.
El concierto de los Stones, fue la bomba, y Marta y yo acudimos al concierto con energía y muchas ganas, esa entonación de voz de Mick, los riff de Keith, estaba echando de menos a Brian Jones, siempre me había gustado.
Marta había conocido a un chico de Valladolid, esa noche, creo que ahí me entraron celos, bastantes, nos fuimos del concierto, y me fui a casa,
J- Marta, me encuentro mal, podrán ser los canutos, que em hayan sentado mal
M- Jean, que te pasa.
J- solo eso.

Marta sabía que me pasaba algo más que un dolor de cabeza o de estómago, sino que un ataque de celos, yendo hacia casa, visualice como el chico de valladolid, la besaba, y estaba probando mi propia medicina, aquella que había dado yo en noches de la Rock Ola, me lo merecía, era incapaz de reconocer mis errores, hasta aquella noche que tenía perdida a Marta.

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