lunes, 2 de febrero de 2009

Valeria, nunca me dejó cocer las patatas, decía que eso era labor suya, que yo con pelarlas y lavarlas era suficiente, por aquella época, me sentía jodido por que veía que no servía para nada, me levantaba por las mañanas, pensando, pelare zanahorias, cortare puerros, pimientos, pepinos, o podré hacer la guarnición que llevaba el entrecotte que tomaría el alcalde de nuestra ciudad, en ese momento, confundido y perdido entre nubes que me atrapaban, y no me dejaban hacer mas de lo que yo sabia hacer.
pues no, seguí, picando y pelando hortalizas, hasta que el Chef, me llevó a la mesa de entrantes frios, y me dio carta blanca, para elegir el plato que quisiera, para el presidente de la asociacion de restaurantes de las islas.
Joder, impresionado, cogí el brocoli, la coliflor y los pimientos verdes, rojos y amarillos, la remolacha, y el calabacín, y convencer a éste que se puede comer mas facilmente con los ojos que con la boca.
Valeria, me guiñaba el ojo desde el fogón, sabiendo que mi oportunidad estaba ahi, que la tendria que aprovechar, poco a poco, me fui haciendo con las guarniciones y con la plancha, salía super quemado de allí, mas bien por el calor que hacía, no por estar cabreado, había perdido kilos, y mi único deseo en ese momento, era llegar lejos, saber que en verdad ahí valía, que ellos me habían valorado mas que esas personas que en su día lo debieron hacer y que nunca lo hicieron.
salía del hotel, hacia la playa, y de allí, a leer a Baudelaire, mientras las flores del mal caían en mi cabeza,los sonidos de Pink Floyd, cada vez eran mas importantes en mis oidos, y me estaba enamorando de la cocina, poniendo como banda sonora al grupo británico.
los viernes por la noche solíamos hacer fiestas privadas, en el ático, con ron y whisky, Simoneta y Antonella, las camareras italianas, salían con Marco y conmigo, Marco, era un ayudante de cocina, que estaba en la pastelería, ayudando a Marcial, el pastelero oficial.
Las fiestas eran increibles, desfase, y mucho libertinaje, pero había que descansar, el trabajo nos destrozaba pero eramos jovenes...podíamos con todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta el sucedido.
¿No crees que se puede seguir siendo joven por dentro toda la vida?...