martes, 1 de julio de 2008

de lo malo a lo bueno, pasando por lo tragico

sucedio, si, mientras entraba al salón, me estaba quitando el polo, y el cinturón, me estaba desnudando con su mirada y yo era un muñeco, una marioneta dejando que me movieran como quisiera.
Solo llevaba tres años casado y ya era infiel, quizá Marta había puesto bastante empeño en haber quedado, no pensé para nada en Lau, ni en Pau, solo pensaba mientras sonaba "Crazy on you" de Heart, en follarme a la que me quitó de la cabeza como sería mi primera vez. Marta me besaba con autentica salvajada, lo hicimos unas cuantas veces, y me sentía bien, mientras por dentro me sentia fatal, esas mariposas ya habían dejado de existir.
Las diez de la mañana en el reloj, había llegado acasa, sabiendo que no sería muy bien recibido, en la casa, Laura tenía una muy mala noticia que darme, había muerto su padre, no sabía que hacer, no había sido fiel, y no era el momento de contarla nada de lo que había sucedido.
estuve con ella en el tanatorio, me recordó todo a Pau.
me sentía vacío, Javier, su padre, me había tratado como el hijo que nunca tuvo, dos días antes estabamos bebiendo un rioja en el Cafe Gijón, el último vino tomado juntos, quizá el destino me tenía otra mala pasada.
dejé de hablar con Marta, aunque me llamaba, era lo mejor que podía hacer. Laura no supo nunca nada, ese fue el acuerdo, pero entre mujeres no hay pactos que valgan. Se acabó enterando una noche de primeros del 94, me mandó a la mierda, pero no se divorció de mi, me hizo elegir ella o Marta.
en 1994, Laura se volvió a quedar embarazada, de una niña, lo decidí claramente, había sido una aventura, seguimos juntos, fue una crisis que llegué a solucionar, no volví a hablar con Marta, su intento fue fallido al conseguirme.
el nuevo ciclo se llamaba Elena, con fecha, 24 de octubre de 1994, había nacido mi primera hija, el tiempo pasaba demasiado deprisa, y yo ya contaba con los 33 años.

1 comentario:

__ dijo...

Los niños son alteraciones que se nos presentan en la vida y que no sabes muy como manejar. A veces pienso que son la medicina que te anestesia una época de tu vida que te quemaría y te llevaría al fuego más voraz si no los tuvieras.

El incondicionable, Ignacio