miércoles, 22 de octubre de 2008

Persigo los días bajo la huida del astro amarillento que peina a los girasoles con su sutil viento, mientras la luna llena baila al son de una nueva canción, dejando despejada y limpia interiormente a una ciudad llamada Madrid.
La naturaleza verde ya no se ve tanto en los parques, campos o lugares comunes para disfrutar de una bonita tarde otoñal, el verde se queda escondido en sus ojos, eternos, abiertos o cerrados, retando a la naturaleza si es más bonito el de sus ojos, que el de las praderas asturianas en pleno monte al sol veraniego.
la sonrisa baja en el ascensor de mis últimos sueños, y el desfile de ropa en Camden Town, no tiene precio, o acaso los besos de Alain Delón a Romy Schneider, tenían algún precio.
Después de detallar sin exceso las cualidades de este cuerpo femenino, me tomo una de champagne, un sorbo de tal brevaje para volver a meterme en mi aposento esperando las horas de otro nuevo amanecer.

hacia el silbido suave cerca de la genuina y misteriosa Alhambra que se ilumina cuando tus ojos están cerca, enamorada de aquella mirada que un día la abandonó para irse a London.



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